Eso que veis no es ningún campamento de refugiados ni la casa de nadie con el síndrome de Diógenes (eso creo), la cosa es que, cuando hace ya mas de un año que por fin el orden había llegado a mi vida y desde entonces tenía el lugar donde vivo invadido por la pulcritud, para ser exactos no parecía que ni vivía yo aquí, pues de golpe me da la vena “redecora tu vida” y con vistas a la fiesta de fin de año, como ya os adelantaba ayer, voy a montar una muy gorda en mi casa que tampoco quiero contar mucho porque es un poco sorpresa, el problema es que se ha retasado una semana, que, por otro lado, me viene divinamente para acometer la ardua tarea de colocar todo ese montón que veis en la foto y muchas otras cosas que no me atrevo a poneros por vergüenza.
Eso si, el resultado va a ser espectacular.
Besos desordenados.