Ayer tuvo lugar la ya tradicional cena de los despojos, con este nombre ha sido muy bien por Rosa este año, consiste en que todos los del grupo y allegados sin pareja ( de todos modos, no somos como algunos y a nuestra cena también dejamos venir a todo aquel que tenga pareja y le apetezca pasar tan divertida velada), se reúnen el día de los enamorados para demostrar que también somos capaces de pasarlo bien en un día en que se nos excluye, si me apuras mejor todavía pues cuantas parejas no habrán roto tras una bronca en el día de ayer.
Pero por algún extraño motivo la de este año a sido una cena muy especial, quizás porque éramos muy poquitos y precisamente los del disco duro que no estamos de ninguna manera emparentados con nadie, me refiero a Elena, Antonio Álvarez, Lola, Diego, Manolo y yo. Los seis estuvimos recordando batallitas de años y años de convivencia y un sinfín de risas inundaron la noche en la que los recuerdos se mezclaron con bailes, cantos y un ambiente es esos que son tan difíciles de conseguir.
Lo sabéis, mi mayor placer es pasar un buen rato con mis amigos, no lo cambiaria por nada del mundo. Antonio nos hizo mogollón de fotos que todavía me tiene que pasar, creo que esta semana voy a Madrid, quedaré con el para que me las de y así poder enseñárosla, de momento os dejo con lo que fue la tarta de la celebración.
Besos despojados.