La playa de aquí es maravillosa, de verdad, con una arena finita que se sumerge en el agua mas azul que os podéis imaginar, pero el resto es un desierto, aun así, han conseguido crear unos hoteles fantásticos como en el que me encuentro ahora viendo como entra el sol a través de las persianas de la habitación incitando a la mas placentera de las siestas, y mas hoy, que he quedado con la típica chupipandi que se crea en este tipo de viajes de gente mas o menos de tu edad realmente increíble con la que lo pasas bomba y a la que probablemente un vuelves a ver en tu vida pero esos días son increíbles, para irnos a ver esta noche unas tortugas que vienen a desovar a la isla, espero que esto funcione tras el fiasco de intentar nadar ayer entre tiburones y al final lo mas cerca que estvieron sería a unos cinco metros. Ya os contaré mañana.
No estrés, besos.