Bueno a lo que íbamos, su boda, la ceremonia fue en el mejor sitio donde un Toledano se puede casar: la iglesia del pueblo, vamos, la Catedral, primada de España para mas inri, con cierto toque berlangañano tras la llegada de la novia (casi media hora tarde y encima no por culpa de la muchacha, sino del zángano de mi primo Pepe que se presentó tarde a recogerla) todo el mundo siguiéndola a través de la Catedral en plan procesión y un cura que nos echó una buena bronca durante la homilía, pero en general la elegancia sería el mejor adjetivo para tal evento.
Tras lo típico en este periodo entrebodaconvite, los que no se van a la Vega (ahí metiendo la cuña), en este caso imposible, llovía a todo llover (por cierto, ya se sabe, novia mojada novia preñada),se van a cambiar de zapatos de alguna de las damas que no a sido muy acertada en coger el par adecuado y está harta de estos adoquines toledanos nuestros, el caso es que de repente nos encontramos en el cigarral de las Mercedes, ahí todo finos y glamorosos saludándonos y charlando acompañados de unos canapés buenísimos en un jardín idílico para mas tarde pasar a los salones donde nos sirvieron una cena digan de tan magno acontecimiento con gran acierto en el reparto de las mesas, autentico encaje de bolillos en estos casos, ya se sabe, a mi me tocó en la mesa con mi Arancha y Marido, Elena, Luisito, Juanjo y estaba flanqueado por mi primo Pepe y por María Luisa, con la que, por algún extraño motivo no hago tantas cosas como me gustaría cuando todo el mundo sabe lo que la quiero y que es una de mis mejores amigas, no hay mas que ver lo bien que lo pasamos juntos ayer, creo que tengo que volver a retomar amistades, pero de las buenas. Hubo hasta un video de estos en plan esta es su vida en una megapantalla.
Y de repente nos convertimos en peonzas, la música empezó a sonar y nos pusimos todos como si no hubiéramos bailado en nuestras vidas, o como si fuera la ultima vez que lo hicieramos, para un lado, para otro, para arriba, para abajo, un no parar (hubo mas de uno que se convirtió en peonza por otros motivos mas etílicos gracias a la maravillosa barra libre, divino sentimiento de culpa del conductor que te evita perder la dignidad y una resaca del copón) de congas, manos arriba, pasodobles y lo que nos entrara por los oídos, cabe recalcar que el final de fiesta era un recopilatorio hecho por los propios novios que fue un no parar de éxitos de música disco y de esa que me encanta. Y ahí bailando entre juanmas, pandis de antaño, algún que otro familiar y demás baritburrillo nos dieron las 3, bueno, las 4 porque la última calló en Carabantes. Pero como una imagen vale mas que mil palabras aquí os dejo unas cuantas para que os hagáis una idea.
Definitivamente está en el TOP 10 de bodas a las que he ido, como me alegra que dos buenos amigos sean felices del todo, ahora a disfrutarse el uno del otro, a mi, con lo mula torda que soy, nunca me pasará nada parecido, pero me gusta ver que a los que me rodean si.
Besos de bodorrio.