Regresiones

Ayer volví a tener de golpe 15 años, volví a aquellos veranos de locura, volví a las revistas de interviú en la oliva, volví a .la farola… ayer casi sin saberlo hicimos historia de nuestras historias, Juanma y María, tras mas de 15 años, han decidido casarse (un poco precipitado me parece a mi, creo que deberían darse mas tiempo) y como pre-celebración de tan magno acontecimiento Luisito organizó una despedida de solteros a lo grande, de esas con glamour como solo los listos saben hacer, creo recordar que nunca había asistido a ninguna, bueno, una vez le organizaron algo parecido a un amigo de mi hermana pero el joven, famoso por su carácter oscuro y triste no acudió, fue una noche muy divertida, sin novio pero divertida. Pues eso, que nos reunimos gran parte de los que antaño pasábamos los veranos juntos por aquello de la proximidad de nuestras casas, y allí no paramos de recordar todas las correrías que de chicos, pues esas cosas que se hacen cuando eres adolescente y no sabes muy bien de que va nada, desde luego esa fue una época de lo mas feliz que nunca viene mal recordar. Tolo ilustrado con fotos de la época, que un día de estos escanearé para enseñároslas (las que se pueda)

También comimos, bailoteamos y no faltó la priba, que hubo mucha y muy divertida, bueno, yo no salía de mi asombro, yo no tome ni una copa por aquello de coger el coche (no es que me de miedo matarme, ni que me quiten el permiso, lo que realmente me aterroriza es aguantar a mi madre si lo hacen) y veía como la gente a mi alrededor cada vez estaba mas “alegre” pero siempre con muy buen rollo, muy bailongos, y la eclosión vino cuando a alguien se le ocurrió la maravillosa idea de agarrar los globos que nos rodeaban para pitufear nuestras voces, que ríete tú de los niños cantores de Viena, de helio si que me metí un buen chute, pero, como decía Pepe, “el helio no te puede hacer ningún daño, no hay que olvidar que es un gas ‘noble’”. Los que faltaron fueron los musculosos y las putitas, que pensaba yo que eran imprescindibles en este tipo de saraos, pero resulta que me equivocaba, tampoco hicieron falta.

Y allí pasaron las horas casi sin darnos cuenta y nos descubrimos ya solo unos poquitos a las 6 de la mañana esperando ver amanecer, tras haber pasado una noche en el que el pasado y el presente hicieron piña para convertirla en inolvidable. Aquí están las fotos de rigor para que os hagáis una idea de lo bien que lo pasamos.

Así que me despido con la frase mas repetida a la hora de los adioses, siempre muy bien acompañados todos por los mejores anfitriones: “Nos vemos en la boda” (que ya os contaré que tal).

Besos de despedida de soltero.