Esta tarde he tenido el privilegio de poder recitar, ante un grupo de personas reunidas allí para celebrar el centenario del nacimiento del autor, uno de los poemas mas bonitos de la historia de la poesía española: “las nanas de la cebolla”. un acto precioso en el que uno tras otro íbamos compartiendo los versos del autor para impregnar el ambiente de los mas bellos sonidos creados por el hombre, las palabras que, como una encajera de bolillos, Miguel Hernández consigue cruzar para crear los mas bellas creaciones. Un acto intimo y personal que solo alguien como Pepa consigue organizar con tan buen gusto.
Desperté de ser niño:
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
Ríete siempre
Siempre en la cuna,
Defendiendo la risa
Pluma por pluma.
Besos poetas