La importancia de lo omitido

Quiero que quede una cosa clara: muchas veces no os nombro en estas paginas, me refiero a facebook-messenger-blog-skype-fotolog, por dios que me ahogo, pues encima hay por hay alguien deseando que me haga un tuenti, cosa a la que me niego en rotundo, primero porque ya tengo demasiadas paginitas, todas las que he nombrado y algún perfil en una pagina de ligoteo que, por cierto, voy a cerrar e breve, para lo que me sirve … y segundo porque ya estoy a punto de terminar los tuenti, joder vale, que se nota mucho ¿no?, ya hace algunos anitos que no pertenezco a esa década.

El Tarzán me llaman por lo bien que me voy por las ramas, coño, a lo que iba, que si no os nombro, no significa que no os eche de menos o que no estéis en mi mente, como es el caso de Luisa y Antonio, que, según ellos, no me he acordado ni un poquito de ellos este mes que han andado por ahí despilfarrando el dinero de la lotería esa que los a tocado y que se lo callan como putas, no es posible vivir como la Gunilla, saltando de fiesta en fiesta y de la playa a la montaña y luego estar todo el día quejándose de pobre, pues los que habéis estado por aquí a mi alrededor sois conciente de que no se me han caído de la boca, joder si un día que comimos en la Dolce a las 6 y no paré de gritar toda la tarde que eso con Luisa no hubiera pasado.

Bueno, el caso es que ya están aquí de vuelta y se nota un huevo, no hay mas que ver organizadito que estuvo todo ayer y da gusto pasar al vestidor de lo colocadito que lo ha dejado, que estas semanas que ha faltado me lo teníais peor que el patio de la Carol cuando Juandi, el cerdo de 300 kilos, que vivía en él (ese es un tema que debería tocar otro día)

Besos de reencuentro.