Una ciudad paralizada

A los que conozcáis la calle en la que vivo os sorprenderá mucho esta imagen, está hecha en este mismo instante, un jueves a las 14.30 horas, vamos, cuando todo el escándalo de la salida de las oficinas y demás, sabéis que siempre me quejo de que parece que vivo la gran Vía, con la diferencia de que al escándalo durante el día en los que habitualmente la gente no sabe aparcar y sus delicados y pacientes conciudadanos tienen un claxon a mano, se le suman los jovencitos nocturnos que a sus botellones los acompañan con cánticos y risas, que pienso yo para animarme: “déjalos, son jóvenes y tendrán que disfrutar un poco antes de descubrir lo hija de puta que es esta vida”.

Y de repente el silenci, la tranquilidad, el sosiego, ¿Qué ha pasado? pues muy fácil, que en un país en clara crisis económica en donde mucha gente se plantea que hacer para poder comer algo a fin de mes, hay dinero para que un grupo de políticos tengan el poder de acordonar una ciudad entera y darse una vueltecita por ella, con las incomodidades que eso plantea para sus ciudadanos, espero que por lo menos la publicidad que saquemos de esta tortura sea decente (cosa que dudo bastante)

Por cierto, si hay algún policía leyendo esto que sepa que no soy ningún criminal y que pasear por las calles de mi ciudad no es delito, que ya me encargo yo con mis impuestos de mantenerla y que no entiendo por que tengo que identificarme para hacerlo.

Besos desde una democracia dictatorial.