Bolilleando

Lo cierto es que cuando Diego se empeña en asegurar aquello de mi excentricidad a veces pienso que debo darle la razón, no es que me crea especial ni diferente, no mas que todos y cada uno nos diferenciamos del resto de los seres humanos, pero si que he de reconocer que muchas de mis aficiones no son las apropiadas para gente como yo, varones altos y guapos de veintipocos.

Y os suelto este rollazo para contaros que en los últimos días he desempolvado una de esas excentricidades con motivo de la boda de mi amiga Marta, de la que no recuerdo haberos hablado en este blog pero que va a ser uno de mis acontecimientos del año y al que debo dedicar como mínimo una pronta entrada, pero volviendo a lo de mis rarezas, y como ya habréis adivinado por la foto (que, por cierto, es autentica de la liga que estoy haciendo, no me digáis que no es un primor, si algo me gusta de esta afición es que puedo usar palabras como filigrana y primor y quedar del todo impune), me estoy refiriendo al encaje de bolillo, actividad que me absorbe las horas y que cuanto mas la practico mas me relaja y me gusta.

Que le vamos a hacer, soy así.

Besos bolilleros.