Ojala tuviera yo ese don para con este blog, mas abandonado a veces que la cultura de Belén Esteban, (si, yo tampoco me he podido resistir a hablar del tema de moda en un país que delata sus aspiraciones y mediocridad gracias a los temas de conversación de nuestros conciudadanos), musa de la chabacanería, con lo relajante y terapéutico que resulta contaros mis penas y alegrías a vosotros, atajo de desconocidos, sin ir mas lejos, mi entrada de ayer aparte de una oda mas que merecida fue un desahogo impresionante para este corazón que, aunque va de duro, de vez en cuando se derrumba como el de todos.
Una de las grandes cosas que me he dejado en la cuneta ha sido la boda del año, de hay la foto que os cuelgo hoy, fue uno de los momentos mas divertido de mi vida, y es que, como le oí decir el otro día a Alaska: “Ir a una boda y no emborracharse es de muy mal gusto”.
A ver si sigo el ejemplo de me idolatrado Antonio y os cuento mas cositas, si en el fondo me divierte un huevo.
Besos blogueros.