El nuevo Ricardo, que tantas satisfacciones me está dando, menos pendiente de los petardos de alrededor y centrándose el lo que le interesa, ha decidido que se va a hacer, siempre que sean buenos y simpáticos con él, amigo de los hijos que sus amigos cual conejos están pariendo a mansalva.
Este pensamiento fue el que me empujó ayer a hacer una escursión ayer con la familia Sobrino de Obesso (Eli, Juanjo y las niñas, a las que si algún día se les ocurre llamarme tío las mato) para pasar un divertido día en el Parque Warner de Madrid que, pese a ser una idea estupenda, no deja de tener ese aire cutre que rodea a todo lo que a los españoles se les ocurre hacer (y eso que está creado sobre una idea americana). Grietas, desconchones, pinturas descoloridas por el sol, telarañas, etc… era el escenario donde se paseaban unos Loonye Tunes polvorientos y no dotados de una especial gracia. Una pena, mas teniendo en cuenta que en una de esas vidas que he tenido dentro de esta vida, nos dejamos los cuernos porque ese parque saliera adelante.
Pese a todo no deja de ser de lo mejorcito que te puedes encontrar en este país y la diversión está asegurada, con unas atracciones de vértigo y multitud de cosas por ver. Yo desde luego me lo pasé bomba allí con las niñas haciendo el cabra, que mejor sitio para un Peter Pan venido a menos como yo.
Las fotos ya os las enseñaré otro día porque la mayoría están en la cámara de Elisa, os dejo con está en la que se empeñó en hacer la cama de la abuelita de Piolin, por lo de la ley de dependencia debe ser.
Besos ...